En el tercer trimestre del 2022 los préstamos estudiantes alcanzaron la suma de 1,57 billones de dólares, representando el 9,5% del total del endeudamiento de los hogares (USD 16,5 billones). De los datos reportados por la Reserva Federal de los Estados Unidos podemos observar que la deuda por dicho concepto desde el año 2001 a la actualidad se incrementó en un 554%.
Actualmente un porcentaje importante de la población norteamericana se encuentra inmerso dentro de lo que se ha denominado como “Crisis de los préstamos estudiantiles” destinados a la educación superior. Producto de la “Guerra Fría” en 1958, luego del lanzamiento del satélite Sputnik por parte de la URSS (aproximadamente un año antes), el presidente Dwight D. Eisenhower logró la aprobación de la “Ley de Educación para la Defensa Nacional” (NDEA, por sus siglas en inglés) creando así el programa federal de préstamos para estudiantes, el cual otorgó préstamos estudiantiles a bajo interés y estaba destinado a estudiantes sobresalientes en ciencia, matemáticas, ingeniería y lenguas extranjeras. El objetivo era mejorar las capacidades que permitieran competir con la URSS y fortalecer la "defensa nacional".
Durante los primeros años de la década del sesenta los costos de las universidades habían crecido, siendo los principales perjudicados los estudiantes de familias de ingresos bajos y medios. Por lo cual en 1965 bajo la presidencia de Lyndon B. Johnson se aprobó la “Ley de Educación Superior” (HEA, por sus siglas en inglés), la cual amplió los préstamos para el resto de las carreras, aumentó los montos de recursos monetarios que se entregaba a las instituciones postsecundarias, desarrolló programas de becas (Pell Grant), destinó fondos para la mejora de las bibliotecas y estableció programas de preparación de maestros diseñados para atraer recién graduados a la enseñanza y brinda capacitación a maestros con experiencia.
Estas leyes fueron el puntapié inicial de la toma de deuda por parte de los estudiantes, durante las primeras décadas los préstamos no tuvieron mayores problemas, sin embargo a medida que se hace inevitable los estudios universitarios para conseguir un empleo una mayor cantidad de personas comenzó a tomar dichos préstamos. En las recesiones económicas comienzan a generarse retrasos en los vencimientos de capital e intereses, sobre los cuales corren nuevos intereses que se acumulan a la deuda impaga. Por otra parte, muchos estudiantes comienzan a tomar “nuevos créditos” para pagar los cursos de postgrado. Actualmente la “Casa Blanca” estima que 45.000.000 de personas (estudiantes y recibidos) tienen deudas pendientes de créditos estudiantiles, alrededor del 16% de los prestatarios está en mora y casi un tercio de los prestatarios tienen deudas pero no tienen un título. (Hoja Informativa 24/08/2022).
De los datos de la Casa Blanca podemos observar que 1 de cada 7 personas tiene un préstamo estudiantil en Estados Unidos. Estos préstamos se han vuelto una carga pesada, la mayoría de las personas terminan de pagar dichos préstamos varios años después de recibirse. Si observamos los últimos datos podemos ver que las personas mayores de 40 años acumulan el 46% de la deuda de dichos préstamos; incluso hay personas en edad de jubilación que aún no han terminado de saldar dichos préstamos. El propio Barack Obama ha confesado que pagó varias cuotas de dichos préstamos siendo Presidente de los Estados Unidos.
Las familias en situación vulnerable difícilmente pudieron ahorrar para la educación de sus hijos, por lo cual se encuentran más expuestas al endeudamiento. Lo cual se vuelve aún más complejo cuando los estudiantes ya tienen una familia a cargo. Esto ha dado lugar a otro factor del endeudamiento, el boom de las instituciones con fines de lucro que brindan educación a la población vulnerable, dichas instituciones no brindan educación de calidad que permitan obtener ingresos suficientes para el pago de las cuotas de los préstamos.Por otra parte la mayor parte de los impagos se encuentra en la población de color, quienes tambien reciben menor ingresos en comparación de sus homologos blancos.
La crisis de los créditos estudiantiles es una crisis de derechos civiles: a) la carga de la deuda impide a muchas personas calificar para un crédito hipotecario y poder acceder a su propia vivienda, b) Impulsa la desigualdad de ingresos y la desigualdad racial, c) Alto riesgo de embargo de las jubilaciones para las personas mayores de edad. Por lo cual Barack Obama en el 2010 (luego de la crisis del 2008) promulgó una ley la cual estableció que el pago de la deuda estudiantil no puede superar el 10% de los ingresos del prestatario y perdona la deuda después de haber hecho pagos durante un periodo de 20 años.
En agosto del 2022 el presidente Biden , perdonó parte de la deuda estudiantil, se estima que dicha medida alcanzaría hasta 20 millones de estadounidenses. La condonación de la deuda podría llegar a los USD 20.000 si el prestatario fue a la universidad mediante la beca “Pell Grants” y USD 10.000 si no recibió la beca “Pell Grants” ; y solamente es aplicable a los prestatarios que ganan menos de USD 125.000 anuales. Por otra parte estableció un sistema de cobro basado en los ingresos, el cual limita el reembolso al 5% de los ingresos mensuales del prestatario.
Está crisis de derechos en Estados Unidos, la cual se expresa como una crisis de deuda, debe servir para preguntarnos: a) ¿Cuál debe ser el lugar de las necesidades humanas en materia de políticas públicas?, pueden quedar estas subyugadas al mercado, y en especial al mercado financiero. b) ¿Cómo una sociedad puede asegurar a todos sus habitantes la educación superior ? (posiblemente el caso Argentino sea un modelo a seguir) c) ¿ Cómo asegurar la sostenibilidad del sistema ? (el problema de Argentina y de Estados Unidos). Para este último punto una posible alternativa sería la planteada en el informe ¿Para qué nos endeudamos? ( Pto 9- Las Micro Redistribuciones del Ingreso ) ( Link al resumen e informe completo )
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